jueves, septiembre 11, 2008

LHC - vol 2


(Acá, uno de los paparulos)


Bueno, el mundo no reventó.
Si les quedan dudas pueden verificar acá:
http://hasthelhcdestroyedtheearth.com/ (cortesía de mi amigo Chab)

No por eso nos quedamos tranquilos.
El LHC no fue hecho para ser usado una sola vez.
De hecho, La Movida va a ser el 23 de octubre. Así que a seguir vigilando.

Fuentes propias confirmaron que "las cosas no salieron tan bien cómo era esperado".
El CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear) a cargo y responsable del LHC estaría movilizando todo su potencial logístico y estratégico para evitar filtraciones a la prensa masiva.
No obstante internet es un universo fuera de control y cierta información habría superado las estrictas barreras de control a través del conocido software MSN Messenger.
La identidad de la fuente es reservada, pero se sabe que es parte del staff científico a cargo de las primeras pruebas.

La puesta en marcha habría resultado exactamente como fue esperado. La energía controlada, el calor bien medido. Los primeros hadrones dieron vueltas miles de veces por los anillos a velocidades similares a las de la luz. Todos dijeron "AH" y más de uno se tragó una mosca.
Una vez chequeados y rechequeados los mecanismos de seguridad, se dio por concluida la prueba.
"Girá la llave, Fred!" fue la orden.
Fred giró la llave y apretó OFF. Las luces se apagaron, la temperatura comenzó a decrecer.
Una voz femenina dijo "concentración de energía anormal en el sector F-23".
"Cual es el sector F-23?" dijo un franchute. Nadie dijo ni pío.
"Merd! a buscar los mapas, dónde los metieron?"
"Ayer vino la chica a limpiar!"
"La puta madre!"
Y todos culo para arriba meta buscar el mapa.
Sonó la alarma, la misma voz femenina de antes dijo "Fuga de energía! Fuga de energía!" y se quedó repitiendo y repitiendo el tenebroso coro.
Un italiano de bata blanca y anteojos, como todos, gritó "Eureka! acá está el mapa!"
"Eureka no se usa hace siglos, gil".
Revisaron los planos y corrieron todos por los pasillos.
El sector F-23 era la zona de la cocina. Por allí debían acceder al collider, pero al abrir la puerta prendieron las luces y encontraron todo desordenado, sobre la mesada había una cosa negra, con forma de espiral, ciertas migas flotaban alrededor.
"Un pequeño agujero negro!" gritó una polaca de rulos colorados.
"Qué hacemos? Esto no puede ser!"
La cosa esa estaba ahí, quieta, del tamaño de un pomelo.
"Busquen una frazada y tirensela encima!"
"NO LA TOQUEN!"
"Me están PISAAAANDO!"
Todos hablaban y gritaban a la vez.
El agujero negro saltó de la mesada al piso y todos se callaron.
Se acerco un poco a ellos y todos gritaron "OHHH" y se fue rápido hacia el otro extremo y se escondió atrás del horno.
"Mierda! está atrás del horno! Cómo lo sacamos?".

A partir de ese momento se dividieron en dos bandos. Uno salió a calmar la rueda de prensa y "tapar" la situación enredando a todos los periodistas con vocabulario altamente especializado, pero que no significaba nada.
Los otros se armaron de secadores de piso, escobas, escobillones y repasadores y se turnaron para ver si lo enganchaban. Encontraron un batidor de crema perdido, pero nada más que eso.
Trataron de mover el horno pero no pudieron.
Uno sugirió poner un sandwich de jamón y queso a ver si salía, pero tras esperar media hora volvieron con las escobas.
Un ruso fue a buscar a su gato. "Una vez había una rata en casa y la agarró del cuello y me la trajo VIVA".
El gato se metió atrás del horno y no se supo más de él. Desapareció del tiempo y espacio.
El ruso levantó los hombros, se sento en una silla y se quedó en silencio mirando el piso.
Todos se sintieron tristes por el. Era un buen gato.

Ahora están pensando en dejarlo ahí atrás.
Se nota que le gustan los lugares calentitos.

miércoles, septiembre 10, 2008

El Proceso II


(No muy aconsejable para gente impresionable)

Mis últimos pasos con la vista miope.
La verdad poco me concentré en eso.
La cantidad de ideas que había en mi cabeza anulaba la concentración.
Entré al quirófano y vi que, aparte de la enfermera, había otros dos médicos.
Los conocía a ambos de consultas previas.
Había una camilla extraña en el centro de la escena: color gris, anatómica, un espacio especial para la cabeza. Una tabla de picar carne muy sofísiticada. Ahí solo cortan los que tienen título.
Por el costado derecho y por sobre la camilla (en forma de L invertida) había una máquina. Color metal pulido.
"Acostate" me dijeron y así hice. No estaba de ánimo para revoluciones.
Acomodaron mi cabeza, ajustándole al hueco diseñado para el propósito.
Me daban breves indicaciones.
"Ahora vamos a ubicar la máquina".
Excimer, así se llama ese láser.
La cosa metálica se desplazó lentamente, haciendo un ruido electrónico hasta quedar por sobre mi cabeza.
En el medio había un agujero rectangular negro, de unos 8x5 cmts, con una luz verde que titilaba en el fondo. A los costados de ese rectángulo había otros rectángulos del mismo tamaño, pero llenos de LEDs blancas encendidas. Concentraban toda mi atención en el único espacio negro que quedaba.
"Quedate quieto, por favor" dijo el médico.
Sus dedos índice y pulgar se apoyaron sobre mis párpados y los abrieron.
"Esto empezó" pensé.
Me abrió grande el ojo, la luz me encandilaba y yo hacía fuerza por parpadear.
Un chorro de un liquido cirstalino cayó derecho sobre mi pupila.
No me ardía, no era nada, pero la presencia de tanto líquido en el ojo y no poder hacer nada era molesto.
"Es anestecia y desinfectante".
Después me abrió un poco más el ojo y dijo: "Voy a ponerte algo para que no puedas pestanear".
No me dio tiempo a pensar en nada.
Metió, primero de un lado, después del otro una especie de aro de acrílico o algo así. Mis párpados quedaban contenidon por los bordes redondeados. No podía cerrarlos, ni abrirlos.
El asunto empezaba a complicarse.
Impotencia.
"Ahora vamos a acercarte el láser para empezar".
La máquina se acomodó.
"Mirá fijo el punto verde, vamos a calibrar el centro de tu ojo"
Nada me dolía, apenas molestaba, pero la sensación se iba volviendo cada vez más abrumadora.
Hay en nuestra cabeza una parte animal. Un instinto de integridad física que poco entiende de medicina moderna.
Como al perro que querés desinfectarle una herida. Le duele y ataca a quien lo hace o se deja, pero le tiemblan las piernas y llora sin poder hacer nada.
"Ahora vas a sentir un tironcito en el ojo y el ojo se va a enceguecer unos 40 segundos".
Ese era el momento más temido.
Un aro negro se apoyo sobre mi ojo.
Sentí el tirón y mi vista se apagó, de afuera hacia adentro, como un televisor.
Por dentro las ideas bullían, nada dolía, pero me sentía violentado.
Yo sabía que, durante la ceguera, cortarían una lámina de mi córnea.
Si mi ojo quedase ciego, así sería.
"Avisame cuando recuperes la vista".
De a poco volvieron a verse las luces, y el punto verde titilando. Todo estaba muy borroso.
Algunos rincones quedaron negros por unos segundos más.
No sé cómo, respondí.
"Ahora vas a ver más borroso".
Algo descendió sobre mi ojo, no sé si fue la mano del médico o algún brazito de la máquina. Sea lo que sea parecía una pincita de depilar. Levantó la tapa de mi córnea.
Mi animal interno aulló.
El punto verde se volvió muy difuso.
Era consciente de que estaba mirando a través de mi ojo cercenado.
Que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto...
"El láser va a trabajar en tu ojo, tratá de mantenerlo lo más quieto posible".
No sólo no quería moverme, no hubiera podido.
Unas luces rojas aparecieron y las veía en mi ojo. Pero no se sentía nada de nada.
No había dolor, pero yo quería que terminara.
Que se termine pronto, que se termine pronto, que se termine pronto...
Y así fue. Duró muy poco.
Retiraron la máquina y me bajaron la lámina de córnea.
Me pidieron que mantenga los ojos cerrados "un ratito".
Me hicieron abrir los ojos. El ojo izquierdo no se sentía para nada mal, pero tenía todavía mucho líquido y no podía refregarme.
Me incorporé despacio, y me acompañó la enfermera hasta la sala dónde me vistieron cuando llegué.
Me retiró la camisola, las pantuflas y la cofia.
Me hablaba suavemente. Era obvio que estaba contratada no sólo por su título de enfermera sino también por su calidad humana.
Me quedé 5 minutos ahí y después me revisaron.
Todo perfecto.
Me recordaron la dieta de medicinas, los cuidados a tener y el horario del control al día siguiente.
Yo quería ver con mi ojo izquierdo, pero todavía se veía muy nublado.
Fui de la clínica a mi casa en el auto de mi viejo, acostado en el asiento de atrás. Me lloraba el ojo pero yo trataba de ver.

No fue tan terrible todo.

Esa noche no fue muy buena, me lloró mucho el ojo y me ardía.
Me fui a dormir temprano.

Al otro día fue mágico, me levanté sintiendo a mi ojo con normalidad, pero con una vista nítida, perfecta...
Todavía estoy sorprendido por eso.
La semana que viene me operan el otro ojo, y les contaré más.

Estoy contento, quería compartir esto.
Suena feo, pero pasa rápido.

LHC - vol 1


Hoy va a activarse por primera vez el LHC (Large Hadron Colider).
¿Qué es eso?
Bueno, digamos que es una máquina que construyen hace unos 20 años con todo lo tope en teconología ubicada en la forntera franco-suiza, cerca de Ginebra.
Pero no piensen en una heladera, ni un tanque, no. Son una especie de aros gigantezcos de unos 27 km de circunferencia dentro de los cuales pueden recrear determinadas condiciones (magnéticas, de presión y temperatura) únicas, que permitirían hacer pruebas igualmente únicas.
Su objetivo es la investigación científica. Resolver ciertas dudas fundamentales de la física.
El expermiento más importante es el "mini big-bang". Pretenden probar la existencia del bosón de higgs, que vendría a ser la partícula subatómica "madre". No, no se come con queso. No, ése era Bilbo Bolsón y no tiene nada que ver acá.

Bueno, con todo este tema, sumado a mi paranoia y la panzada de información que me di para comprender mejor el asunto, hace meses vivo en pavor.
Algunos miembros de la comunidad científica coinciden en que hay posibilidades de que el experimento puede resultar, no en el fin del mundo, sino en, EL FIN DEL UNIVERSO, materia, tiempo, etc.
Resultó que había 4 posibilidades que resultaban en el fin de TODO.
La primera era la creación de un agujero negro (la última prueba similar realizada en otro lugar, efectivamente, creó un pequeño agujero negro) que podría descontrolarse y "absorver" toda la galaxia.
La segunda era que se generase un monopolo magnético, que resultaría en el "decaimiento del protón". Es decir, todos nuestros protones, desaparecerían. No creo poder vivir sin ellos.
La tercer posibilidad sería que surja "materia exótica supermasiva". No sé bien que quiere decir, pero también nos mata (eso de SUPER no me gusta).
La última es más sencilla y totalmente terminal: la activación de la transición a un estado de vacío cuántico. Osea el viejo y querido juego de "onde tá?... Acá ta!", traducido a la existencia misma. Ahora estamos y de repente VACÍO CUÁNTICO.

Dentro de todo, no podemos quejarnos, no debe ser una muy mala muerte.
No es morir ni quemado, ni ahogado, ni desangrado, ni enfermo.
La pérdida másiva y total de protones no debe ser dolorosa, nos haríamos polvo en una millonésima parte de segundo. Si nos chupa un agujero negro es incierto lo que pueda suceder, quizás vayamos al planeta de los simios, cómo en la peli, quizás adentro haya una fiesta eterna, o quizás nos convertimos en piezas de dominó, todas las posiblidades tienen las mismas chances.
La del vacío es como apagar la luz de una habitación sin ventanas, sólo que apra siempre, y sin consciencia de nada en absoluto.
El cielo sobreviviría eso?
El infierno?
Los perros salchichas?
Qué comen las albóndigas? Comen?
Es un viejo chiste entre lombrices decirse "que cara de culo que tenés"?
Los mosquitos se meten en los oídos a propósito? No les gusta que el asunto de picarnos sea tan fácil? O sólo pretenden (y lo consiguen) ser más molestos?
La mayonesa se inventó en mayo?

Todas éstas dudas va a responder el LHC.

Atentti.

martes, septiembre 09, 2008

El Proceso I


A las 7 en punto se abrió la puerta del fondo de la sala de espera y una enfermera vestida con ambo, cofia, guantes y barbijo me llamó por el apellido.
"Dejá los anteojos" me dijo.
Muy amablemente me indicó el camino hacia otra sala de espera interna donde me vistieron con una especie de camisón, una cofia y una especie de pantuflas que se ajustaban a mis tobillos.
Luego me llevaron a un pasillo donde había otras personas vestidas como yo.
Una atmósfera de ansiedad se palpaba en el silencio.
Nos presentamos y empezamos a hablar.
Había quienes estaban más nerviosos, otros menos.
Una mujer cada tanto estallaba y decía "Quiero que pase YA! quiero que pase YA!" y después se disculpaba riéndo nerviosamente.
Todos íbamos a ser operados por primera vez ese día. Todos del ojo izquierdo. Extraño fetiche del oculista.
La otra semana sería el derecho.
"El médico no llegó aún" nos dijo una enfermera.
Más espera.
Charlamos sobre nuestras expectativas, sobre lo informados que estábamos de los procedimientos, de nuestras familias, nuestros acompañantes, charlamos de todo.
Me sentí bien de encontrarme bastante tranquilo en relación a los demás.
"Llegó el médico" nos anunciaron.
Volvió el silencio, ninguno de nosotros podía evitar pensar que en un par de minutos, nos cortarían el ojo.
Hubo un par de palabras del tipo "bueno, ya llegó el momento", pretendiendo mostrar valentía pero resultando en lo contrario.
La enfermera se asomó y llamó: "Manfredi"
Manfredi se paró, era una mujer flaca, nos despidió, le deseamos suerte.
Fue un gesto verdadero.
El miedo, la ansiedad, o lo que sea, nos unía.
Es un lazo mucho más fuerte que otros.
Retomamos la charla casual. Estábamos salvados por un rato.
A los 6 o 7 minutos se abrió la puerta y Manfredi salió caminando acompañado por la enfermera y desapareció por la puerta que entramos.
Cuando volvió la enfermera llamó otro apellido.
Otra vez la despedida emotiva.
Aparecieron dos mujeres más por la puerta de entrada vestidas como nosotros y se sentaron.
Se presentaron y empezaron a hablar de algunos temas ya charlados.
Novatas.
Poco después se abrió la puerta y salió quienquiera que sea acompañado por la enfermera.
El asunto parecía industrial.
Llamaron a otro, una de las que recién había llegado.
La enfermera explicó que el orden de la cirugía no respetaba el orden de llegada.
No explicó cual era el orden que respetaba.
Me miró a mí y me dijo "Vos quedate tranquilo que sos el último".
Más tiempo de espera = más ansiedad. ¿De qué tranquilidad me hablaba esa mujer?.
Como sea, el asunto siguió así.
Enfermera que sacaba a alguien, volvía y llamaba a otro, unos minutos y vuelta a lo mismo.
Me quede último, solo.
Ya todos habían salido, menos yo y la pobre diabla que estaba siendo operada.
"Acá está, esto es" pensé y acaricié la idea. Era algo sólido.
Me concentré en lo que estaba por suceder, debía entregarme y confiar.
La puerta de entrada se abrió, entró otra mujer disfrazada como yo.
Mierda.
Nos presentamos, me contó que ella tenía un ojo perfectamente sano, así que sólo debía operarse uno.
Ésta sería, con suerte, la primera y última vez en pasar por este proceso.
Salió del quirófano la paciente recién operada.
Llamaron a la última que entró.
"Después de ella ya venís vos".
Otra vez sólo.
Otra vez me mentalicé.
El tiempo se hizo largo.
Me concentré en mi respiración.
Traté de alejar todos los pensamientos de mi cabeza pero todo lo que había aprendido de la operación atacaba con arrietes, vencía, e inundaba todos los espacios.
Luego pensé "son sólo pensamientos".
De apoco me fui serenando.
La puerta se abrió y salió la enfermera con otra operación exitosa.
Después de acompañar a la mujer hasta la otra sala, volvió a aparecer por la puerta y me dijo:
"Vamos"

Y fui.

lunes, septiembre 08, 2008

Otro mañana


Mi personalidad es así.
Cuando el cirujano-oftalmólogo me dijo: "en dos semanas te operamos", yo dije: "viento (?)".
Al mal paso darle prisa.
La operación es corta.
Era muy temprano para abrir las puertas al terror.
Y seguí, como quien se sienta en el tren y abre un libro.
Lo archivé en un estante y hasta me olvidé qué estante era.
Hace unos días vi de nuevo al doctor, ultimamos algunos detalles.
Fue un platillo en el silencio. Suave y reverberante.
Pero de preocupación, nada-nada.
Faltan sólo tres horas para que entre al quirófano y hace ya un rato las inquietudes y las dudas golpearon mi puerta...
"Ya es hora de abrirles" pensé.
Lasik, dioptrías, colgajo corneal, halos, micras, DLK, Excimer, etc.
Se rompió la represa y mi cabeza se volvió, gradualemente, un festivo aquelarre.
En muy poco tiempo voy a estar acostado, con una camisola de cirugía, una cofia, jugando un papel que nunca jugué.
Sometido, como en lo más sádico del relato de Anthony Burgess, encapuchado, con pinzas sosteniendo mis ojos, la modernidad hará su milagro y mi animal interno se sentirá apaleado, inevitablemente.
Luego, según me dijeron, molestias, lagrimeo constante, prohibición total (ACHTUNG!!) de tocarme los ojos con mis garras, sensación de arenilla, visión nublada, reposo, etc...
Yo sé que una vez que entre en el quirófano, el resto irá en bajada.
De ahí en adelante voy vivir todo en fast forward.
Mi mente va a perder su eje de normalidad y va a virar, independiente de cuanta realidad la azote.
Luego mi memoria en esos cocktails de recuerdos que sólo ella sabe hacer va a regalarme pedazos de lo que sucedió.
Voy a flotar el resto del día.
Y mañana, cuando despierte, voy a abrir los ojos y todo va a haber cambiado para mí.
Hace muchos años que uso anteojos, vivo a través de los cristales.
Siempre detrás de ellos, protegido, encarcelado.
Los amo y, a veces los odio.
Mi defecto visual es algo que llevo conmigo desde antes de ser quien soy.
Me haya causado problemas o no, me enseñó mucho, como valorar cosas obvias, o a entender mejor a los más débiles, o a cuidarme más.
Es bagage inevitable en mi vida y mucho más que eso, fue eterna compañía. Hoy despido a un viejo amigo.
Pero, eso no es todo: voy a ver de nuevo al mundo como lo veía cuando era chiquito.
Voy a tener un contacto directo y claro. Y quizás me sorprenda y duela de nuevo.
Algo va a cambiar, eso seguro, y va a ser para mí otro mañana.