martes, octubre 31, 2006

No-bien

Es el hombre mismo, lleno de inquietudes, quien dibuja los fantasmas en la oscuridad.
Me gusta caminar por las tardes de invierno. El aire frío entona con mi tristeza mientras muere la tarde.
A veces pareciera que me cambiaron los ojos y, más abiertos que de costumbre, me llenan de imágenes que no comprendo.
Mis pasos marcan el ritmo de mis pensamientos, a veces tranquilos, pausados, o de golpe apurados, urgentes.
Cruzo de vereda. Un auto frena a último momento, abarcando la senda peatonal. Miro al hombre a través del vidrio que nos separa, del mundo que nos separa, me fuerza a dar un rodeo para llegar al otro lado. Pensé en levantar mi voz, en hacerle un gesto para que retroceda su auto, una chispa de enojo rozó mi combustible. Pero no. Solo me quede con ganas de ofrecerle que se bajara a fumar un pucho conmigo.
No entiendo adonde voy yo, adonde vamos todos, pero no me desespera. Sería bueno, a veces pienso, ponernos de acuerdo por lo menos y hacer esto de un modo más pacífico.

7/7/05

No hay comentarios.: